Hay quien dice que el cine actual está bastante desvirtuado, porque en realidad la gran mayoría de sus creadores no son profesionales realmente formados para ello. Los puristas se quejan de que cualquiera con una videocámara en la mano puede hacer cine, y que cualquiera puede colocarse ante el objetivo e interpretarlo. Según ellos, las grandes superproducciones se están perdiendo, siendo sustituidas por una parte por un cine puramente comercial; y por otro con la colletilla de «alternativo», pero que en realidad enmascara muchas veces un producto de pésima calidad.
A nivel educativo, realmente son pocos los estudiantes que al llegar a la universidad te dicen abiertamente que quieren ser cineastas. La gran mayoría de la gente joven que acaba haciendo cine en la actualidad, se han formado en otras disciplinas artísticas, como pueden ser fotografía, diseño gráfico o audiovisuales. Y si hablamos de la actuación, aunque muchos chicos y sobre todo chicas sueñan con ser actores y actrices, pocos hay dispuestos realmente a centrarse en esa carrera en concreto y acatar sus disciplinas (dicción, expresión corporal, mnemotecnia…); y no hay que extrañarse, porque en este sector sí que se tiene la impresión de que cualquiera sirve para actuar, de ahí la mala fama de todos aquellos que se ponen ante una cámara.
Curiosamente, salió un estudio donde se preguntaba a las universitarias que cursaban estudios de Bellas Artes e Interpretación, y se vio un resultado al menos para mí muy interesante. Como seguramente te figurarás, todas estas jóvenes estudiantes se morían por conseguir un papel en el cine; y un gran número de ellas no le hacían ascos a participar en películas porno. Pero si lo piensas, eso tampoco debería extrañarnos demasiado: estas chicas xxx han nacido en la era de internet y los dispositivos móviles, y para ellas el ver porno online es algo cotidiano. Eso, si además no son ellas mismas las protagonistas de videos porno amateur, o incluso webcamers que tienen sus canales de ciberporno en alguna web. Así que para ellas, eso de actuar en pornografía desde luego no tiene nada de extraordinario, lo toman con toda normalidad.
No hay que extrañarse, pues en España la cultura de consumo porno no es algo desconocido, ni tampoco nuevo. ¿Sabías que el rey Alfonso XIII, el primer promotor porno de nuestro país, ya abrió ese camino hace más de 100 años? De todos es sabido que el augusto monarca era bastante playboy y que le gustaba todo lo relacionado con el sexo; vamos, que el tipo era un picha brava degenerado. Tanto le gustaba el cine porno, totalmente prohibido por la moral de la época, que creo su propia productora de películas pornográficas, por supuesto bajo un nombre falso; y para visionarlas, dado que no era posible hacerlo en cines convencionales, montaban salas de cine en las residencias de sus más íntimos amigos de la aristocracia. Como ves, ser rey no le libra a uno de disfrutar de los placeres más bajos, ¿cómo lo ves?
De todas formas, hay que decir que ser actriz porno no es el puesto soñado de todas las chicas que estudian actuación. De seguro, ellas preferirían ganar un Oscar (o la Concha de Oro, si vamos en plan patrio) que ser la fantasía erótica de los sueños más oscuros de millones de pajilleros. Ahora se habla mucho de talento, queriendo dar a entender que cualquier actor o actriz ya lo es desde la cuna, como si fuera una condición natural para ellos. Pero no nos engañemos: además del talento, el trabajo de la actuación requiere mucha preparación, pocas cosas salen de forma natural. No es una carrera fácil, ni es fácil llegar a lo más alto; sin embargo, si alguna vez se consigue, es de las que dan más satisfacción.